Edogawa Rampo, es lo que para occidente es Edgard Allan Poe, es más su nombre tiene una similitud fonetica con el escritor americano, la misma que no es casual, toda vez que este escritor japones no vio mejor forma de retribuir su idolatria a Poe que utilizando su nombre en sentido nipón.
Su trabajo, ha influeciado el cine japonés tanto en su temática de detectives, misterio e inclusive el terror, inclusive una última pelicula basada en sus historias Rampo Jigokui, se encuentra entre las mejores cintas del país asiatico el año pasado. Esta cinta Gemini es la adaptación de una de sus novelas cortas, llamada los mellizos.
Debo confesar que el terror asiatico, en especial el japones, no me satisface y si ese hubiese sido el aliciente para ver esta cinta tengan por seguro que jamas hubiese volteado el interes en verla, sin embargo, una razón de peso hizo que cambiará de parecer: Shinya Tsukamoto.
El que me lee, con mediana frecuencia, habrá visto que en mi aventura cinefila por jápón he encontrado en este Director, un estilo de cine que trasciende el simple placer de los sentidos ocasionando que cada pelicula de este hábil artesano quede flotando en mis recuerdos, convirtiendose el querido Tsukamoto ante mis ojos, en una inquietante necesidad de seguir apreciando su obra, por lo que esta vez fue Gemini la que llego a mis manos.
Basado en una historia de Rampo, Gemini es un cuento corto que transcurre en un Japón bizarro y segregado, donde sus pobladores no tienen cejas y estan divididos entre los que mendigan y estan enfermos de peste y la burguesia nipona mas quisquillosa y racista, en el cual un joven medico vive con su esposa en la casa de sus padres, los mismos que no aprueban su relación con su supuesta amnesica esposa. Sin embargo, de un momento a otro un extraño que lleva su rostro empieza a merodear su casa matando a sus padres, a raiz de estos asesinatos, empezará un extraño juego por descubrir quien es su alterego y porque razones lo esta torturando, no solo al joven medico sino aprovechandose de su mujer también.
En lo que aparentemente parecia una historia de terror, Tsukamoto genera un ambiente extraño, asfixiante y retorcido, donde la familia acecha con un silencio espectral, la musica que ambientaliza la cinta se compone de voces bulgaras que generan inestabilidad y miedo, todo una orquestación para crear en el espectador ese temor por lo desconocido. Sin embargo, Tsukamoto y aparentemente Rampo, no quieren contar una historia de horror, si no quieren contar desde sus bizarras perspectivas una historia de amor, misterio y venganzas nacidas de secretos familiares y verguenzas sociales que conllevan una tragedia que no puede ser revelada para no acabar con las ganas de verla de los que lean esta reseña.
Tsukamoto, otra vez confunde al espectador aprovechandose del origen de la historia, del conocimiento masivo del lector japones de la base de Gemini y entre lineas, con un estilo brillante nos regala una historia de amor enfermiza, el amor de una mujer por su pasado y su presente, retratado en los dos personajes casi similes fisicamente pero que en su caracterización, no solo reflejan conductas humanas, sino son simbolos del bien y el mal, la pobreza y la riqueza, dualidades que Tsukamoto nos plantea con singular y eficaz maestria.
Tecnicamente, Tsukamoto filma con una camara nerviosa, la presencia del "alterego" se presenta nerviosa y sobresaltada, sin embargo los dialogos son pausados y las miradas de los protagonistas generan nerviosismo al espectador mas impavido. Los actores de maravilla, cumplen a cabalidad sus encargos, en especial, el trabajo dual de Masahiro Motoki y la actuación siempre bizarra de otro grande como lo es Tadanobu Asano.
En sintesis, una mas de Tsukamoto para convencerme de su estampa de genio, otra cinta totalmente distinta a sus anteriores trabajos quizas no es mejor que sus posteriores trabajos, pero es un buen ejemplo de lo que me puede seguir dando a mi avidez de su cine, una versión asiatica de Caín y Abel retratada desde la atormentada visión de Shinya Tsukamoto.
Chowfanmometro: 7.8/10
lunes, julio 10, 2006
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Me gustó bastante. Si que vemos una mezcla entre un Tsukamoto estilizado y el Tsukamoto de "camara en mano". Pero sigue siendo genial.
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